La presión sobre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se intensificó ayer, tras la muerte de seis rehenes en Gaza, con críticas de Estados Unidos y una huelga general que evidencian la creciente desesperación por un acuerdo con Hamás.
Netanyahu se disculpó públicamente con las familias de los rehenes fallecidos, quienes fueron enterrados en Israel desde el domingo. En una inusual rueda de prensa, el primer ministro expresó su pesar por no haber logrado traerlos vivos.
La muerte de los rehenes provocó una huelga general, que paralizó parcialmente Tel Aviv y Haifa, pero no tuvo impacto en Jerusalén y Ascalón debido a una orden judicial. “Hamás ejecutó a nuestros rehenes de un balazo en la nuca”, afirmó Netanyahu..
El portavoz de las brigadas del grupo islamista, Abu Obeida, amenazó con que los rehenes restantes podrían regresar “en ataúdes” si Israel continúa su presión militar en Gaza.
La situación se complica aún más con la postura de Joe Biden, quien criticó a Netanyahu por no hacer lo suficiente, y el Reino Unido, que suspendió licencias de exportación de armas a Israel.