El Gobierno de Guatemala pidió disculpas públicas a la familia de un joven que fue separado arbitrariamente de sus padres y posteriormente dado en adopción ilegalmente a una pareja estadounidense en 1998.
El camino a la verdad inicia por el reconocimiento del error. Nos lastima a los guatemaltecos que nuestra historia esté marcada por la separación forzada de niños, niñas y adolescentes de su familia, y que haya sido consentida y facilitada por el Estado”, indicó el presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, durante el acto de disculpas públicas realizado en el Palacio Nacional de la Cultura (sede de Gobierno).
El 9 de enero de 1997, Osmín Tobar Ramírez y su hermano, Jeffrey Arias Ramírez, tenían siete y dos años respectivamente, cuando fueron separados de su madre, Flor Ramírez, e ingresados a una entidad privada que promovía programas de adopción, según el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
El Estado de Guatemala los declaró en situación de abandono sin haber empleado los procedimientos legales apropiados, propiciando su entrega en adopción internacional a dos familias estadounidenses, de acuerdo a lo determinado por la CIDH durante la examinación del caso en 2017.
Los padres de Tobar Ramírez aseguraron que nunca fueron notificados de los procesos legales bajo los que estaban siendo sujetos sus dos hijos menores de edad, por lo que tuvieron que recurrir al sistema de justicia internacional para buscar revertir lo sucedido.
Gracias a quienes estuvieron con nosotros desde que nos quitaron a nuestros niños porque nos quitaron nuestra identidad y nos hicieron sufrir pensando en qué estaría pasando mi hijo en un lugar desconocido, lejos de mí, me quitaron el deseo de verlos crecer, me arrebataron su niñez”, indicó la madre de Osmín, Flor Ramírez, durante el acto de disculpas públicas del Estado guatemalteco.
Por su parte, Tobar agradeció a sus padres por “nunca dejar de luchar” para encontrarlo después de haber sido separado de su hogar y agregó: “no estoy acá como víctima del pasado, sino como un sobreviviente que ha conquistado desafíos inimaginables”.
“Mi vida inició en la trata infantil, seguido por una ira y una adicción a las drogas con problemas de salud mental, pero con una luz de esperanza me reuní con mis padres”, agregó.
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Desde su traslado ilegal a Estados Unidos en 1998, a Osmín le costó 14 años poder volver a contactar a su familia biológica y reencontrarse en su país de origen.
De acuerdo con el Centro para la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), el caso de Tobar y su hermano ocurrió debido a la existencia de una red de trata y venta de niños que operaba en Guatemala con el apoyo de instituciones públicas, así como juzgados.
En 2018, la Corte IDH declaró responsable al Estado de Guatemala por propiciar la adopción ilegal de Tobar, quien tuvo que vivir bajo otra identidad hasta los 21 años en Estados Unidos, país al que nunca logró adaptarse debido a las diferencias culturales, según asegura.
Entre los compromisos que la Corte IDH pide a Guatemala para reparar a la familia de Tobar, se incluye esta disculpa pública y también busca que se haga justicia contra todos los actores implicados en el crimen.
Cuando se dio el caso de los hermanos Ramírez, Guatemala era el tercer país con mayor cantidad de adopciones internacionales en el mundo, solo por detrás de Rusia y China con poblaciones mucho más grandes”, explicó durante el acto el abogado Leonel Dubón, director del Refugio de la Niñez.
Durante el conflicto armado interno de Guatemala, entre 1960 y 1996, unos 35 mil niños, mayoritariamente de poblaciones indígenas, fueron robados y dados en adopción ilegal a países como Bélgica y Canadá, de acuerdo con organizaciones sociales.
Con información de EFE.
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