“La guerra no debe detenerse”, considera el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, al cumplirse tres meses de implacable ofensiva militar contra el grupo islamista Hamás, a pesar de las crecientes críticas internacionales por la crisis humanitaria sin precedentes en la Franja de Gaza.
“Hace tres meses Hamás cometió una terrible masacre contra nosotros”, dijo Netanyahu, haciendo referencia al ataque del 7 de octubre por parte del grupo islamista que incluyó el lanzamiento de unos 3 mil cohetes y la infiltración simultánea de igual número de milicianos, quienes masacraron a poco menos de mil 200 personas y secuestraron a otras 250 en poblaciones israelíes cercanas a la Franja.
“Mi gobierno ordenó a las Fuerzas de Defensa de Israel que fueran a la guerra para eliminar a Hamás, liberar a nuestros rehenes y garantizar que Gaza nunca más vuelva a ser una amenaza”, añadió el mandatario, según un comunicado de su oficina.
“La guerra no debe detenerse hasta que alcancemos todos los objetivos”, recalcó.
La contundente ofensiva militar por aire, tierra y mar que Israel realiza sobre el enclave palestino ha dejado casi 23 mil muertos y más de 58 mil heridos, así como dos millones de desplazados -casi la totalidad de la población gazatí-, que viven en medio de una crisis humanitaria sin precedentes, en medio del colapso de los hospitales, el brote de epidemias, y la escasez de agua potable, alimento, medicinas y electricidad.
Avance militar
El Ejército israelí confirmó que “los combates continuarán durante 2024”, al hacer una reseña de los primeros tres meses de guerra.
“Hemos completado el desmantelamiento de las estructuras de Hamás en el norte de la Franja de Gaza”, donde el grupo islamista tenía “dos brigadas militares con doce batallones, con un total de 14 mil terroristas”, dijo en una conferencia de prensa Daniel Hagari, portavoz castrense.
Solo en Jabalia, donde se descubrieron ocho kilómetros de túneles, los soldados israelíes asesinaron a un millar de milicianos, siendo el de mayor rango Ahmed Ran Dur, comandante de la división norte, quien pereció en su búnker con otros comandantes, a 40 metros bajo tierra.
“Ahora nos estamos centrando en desmantelar a Hamás en el centro y sur” del enclave, a pesar de que la guerra “tiene un alto precio”, dijo Hagari, en referencia a los 176 soldados que han muerto -varios por fuego amigo- desde que se inició la ofensiva terrestre, el 27 de octubre.
Según el portavoz, las tropas israelíes han destruido 40 mil armas en toda la Franja, algunas halladas dentro de escuelas, hospitales, mezquitas y viviendas familiares.
Bajo presión
Preocupada por la trágica situación de los civiles en Gaza, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución sobre un cese el fuego inmediato, pero Estados Unidos, principal socio de Israel, vetó otra en el mismo sentido en el Consejo de Seguridad.
Aún así, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, se encuentran de gira en Medio Oriente para intentar desescalar el conflicto y que no se extienda aún más en la región.
La guerra con Hamás atizó la violencia en varios frentes: el grupo chií libanés Hizbulá recrudeció las hostilidades en la frontera norte de Israel, donde se vive la peor escalada desde la guerra de 2006; Cisjordania ocupada vive la época más mortífera desde la Segunda Intifada (2000-05); y los rebeldes hutíes del Yemen han estado atacando a navíos comerciales del mar Rojo.
“Esta guerra nunca debería haber comenzado. Pero ya es hora de que termine”, expresó recientemente Martin Griffiths, secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios para la ONU.
Más allá de la presión internacional, muchos israelíes también demandan un cese al fuego a través de protestas en las que exigen el rescate de los 107 rehenes con vida que siguen estando secuestrados en Gaza.
En total, 110 rehenes han sido liberados con vida, la mayoría de ellos a finales de noviembre durante una tregua que permitió su intercambio por 240 palestinos presos en cárceles israelíes. Otros 36 rehenes perdieron la vida, de los cuales 25 siguen en la Franja.
Netanyahu en jaque
Otro tema espinoso es el futuro y la postguerra de Gaza: Netanyahu rehúsa vehementemente a que la Autoridad Nacional Palestina, que controla partes reducidas de Cisjordania ocupada, tenga injerencia en el enclave, a pesar de que esa es la perspectiva estadounidense.
Incluso el ala de derecha más radical de su Gobierno aboga por impulsar la “emigración” de los gazatíes a otros países y que Israel retome la política de asentamientos de colonos en el enclave, que desmanteló en 2005.
Pero el Ministerio de Defensa israelí aseguró el jueves que Israel no gobernará la Franja de Gaza una vez que haya concluido la guerra, sino que lo hará una institución palestina -aunque no precisó cuál-, mientras un frente internacional reconstruirá el enclave.
También aseguró que “no habrá presencia civil israelí en la Franja”, aunque aparentemente Israel mantendrá el bloqueo por aire, tierra y mar que ejerce sobre el enclave desde 2007.
Varios analistas consideran que estas medidas provocarán la salida del Gobierno de los socios antiárabes de ultraderecha de Netanyahu, mientras aumentan las manifestaciones que exigen nuevas elecciones.
Con información de EFE
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