La Cancillería de Perú ha vivido en su último año un terremoto bajo la Presidencia de Dina Boluarte, un sismo marcado por los enfrentamientos con países aliados y una fallida reunión con el mandatario estadounidense, Joe Biden, que ha mellado su prestigio y la imagen de la mandataria en sus primeros 12 meses al frente del país.
En medio de la crisis sistémica que vive el país andino, puede parecer una anécdota, pero la Cancillería de la que salió Javier Pérez de Cuéllar, el único latinoamericano que ha llegado a ser secretario general de la ONU, siempre ha sido un bastión de estabilidad.
Perú es una sociedad y un país donde la estabilidad es la geografía cambiante y violenta del huaico (alud) y del aluvión. Y esa apreciación tiene que ver con la inestabilidad en la vida política y social del Perú de la cual la Cancillería, ha sido una excepción”, explicó a EFE el excanciller Manuel Rodríguez Cuadros, citando al historiador Pablo Maceda.
Por eso, al entrar un nuevo gobierno, como el que encabeza Dina Boluarte desde el 7 de diciembre de 2022, se producen cambios que “implican una suerte de negociación entre la estructura institucional y el Gobierno que ingresa”.
Sin embargo, la institucionalidad tiene un fuerte asidero porque, como recuerda, “todos los viceministros son designaciones políticas salvo la Cancillería, el presidente de la República no puede designar un viceministro a una persona que no sea el servicio diplomático y que no sea un embajador en actividad”.
Ese sistema, que “no existe en otro país del mundo”, supone una estabilidad que ha permitido al Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú haberse consolidado como una de las grandes cancillerías latinoamericanas y que sus diplomáticos tengan una fuerte ascendencia en la región.
“Con este gobierno se invirtió la relación y el poder político (…) se impuso a los cuadros técnicos. El resultado ha sido esta crisis muy grave que vive el Perú, que es una crisis de gobernabilidad, del sistema político establecido en la Constitución, económica y social que termina también con una crisis diplomática”, subrayó Rodríguez Cuadros.
La disputa con México y Colombia
Este primer año de Boluarte como presidenta de Perú ha estado marcado por notables enfrentamientos con varios presidentes de la región, especialmente con el colombiano Gustavo Petro y el mexicano Andrés Manuel López Obrador, convertido en una suerte de némesis de la mandataria.
Boluarte se enzarzó en disputas con López Obrador que tuvieron su réplica en las mañaneras del presidente mexicano y que llegaron a marcar la agenda de declaraciones del gobierno peruano durante semanas.
El cenit de ese enfrentamiento llegó con la negativa de México de traspasar la Presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico a Perú. Tras varias amenazas, López Obrador cedió, pero se negó a pasar de forma directa el testigo, lo que derivó en que Chile tuviera que actuar como intermediario.
A juicio de Rodríguez Cuadros, en esa crisis “pesó una visión política errónea”, porque “se leyó mal” la situación.
Ante “las reacciones de los gobiernos de Colombia, Bolivia, de Chile y de México se pensó que un comunicado que firmaban esos países, significaba un desconocimiento del Gobierno de Boluarte, lo que es un grave error diplomático, porque la figura del reconocimiento del Gobierno no existe en el derecho internacional ni en la práctica diplomática”, destacó.
En ese caso, “en vez de iniciar un diálogo para aclarar la situación y lograr estabilizar las relaciones bilaterales”, el Gobierno de Boluarte “optó, por razones de política interna, por exacerbar este conflicto artificial”.
La fallida foto de Boluarte con Biden
La mala gestión de Boluarte de una Cancillería prestigiosa terminó por afectar directamente a su imagen con la fallida reunión con Biden el pasado 3 de noviembre.
La mandataria anunció en su agenda oficial un encuentro que jamás figuró en la de su contraparte. Como una forma de salvar la situación el equipo de prensa de Presidencia publicó unas fotos tomadas en un pasillo en las que una Boluarte sonriente agarraba de la mano a un sorprendido Biden.
“Se optó por la ficción, es decir, por inventar reuniones que no existían, y eso, evidentemente, lo único que ha producido es que estas acciones de política exterior disminuyan más la aceptación interna de la gestión de la presidenta Boluarte”, afirmó Rodríguez Cuadros.
Y agregó: “Además afecta la imagen internacional del Perú porque son gazapos, son dislates, que una Cancillería o un Estado con la tradición diplomática del Perú no puedes poner de ninguna manera”.
Para recuperar la senda, el excanciller se suma a lo que opinan muchos peruanos ante un Gobierno con índices de aprobación por debajo del 10 por ciento, que “la única manera para resolver la crisis diplomática de manera profunda es con el adelanto de elecciones y a través de un Gobierno de transición que se encarga de convocar elecciones generales bajo los estándares internacionales”.
Una opinión que cada vez cuenta con más apoyo en Perú, pero que el Congreso, con una tasa de aprobación menor, ha bloqueado hasta el momento.
Con información de EFE
La entrada Los 12 meses de Boluarte que remecieron el prestigio de la Cancillería peruana aparece primero en López-Dóriga Digital.