Un total de 123 países firmaron la Declaración de Clima y Salud de la COP28, iniciativa que sitúa la salud en el centro de la acción climática y que reconoce que hay que reducir emisiones y contaminación para salvaguardarla, pero sin mencionar la necesidad de acabar con sus principales causantes, los combustibles fósiles.
La declaración, a la que se han sumado potencias como Estados Unidos, la Unión Europea o Japón pero no las dos naciones más pobladas del mundo, China e India, ha sido impulsada por la presidencia de la cumbre del clima de Dubái (COP28), en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La presidencia de la COP28 reconoce que reducir los impactos del cambio climático en la salud requerirá acciones de toda la sociedad, incluidas “acciones rápidas y a gran escala para descarbonizar los sistemas energéticos para reducir las emisiones en al menos un 43 por ciento durante los próximos 7 años”.
Según la misma fuente, anualmente, la contaminación causa casi 9 millones de muertes y más de 189 millones de personas se ven expuestas a fenómenos extremos.
Dada a conocer un día antes de la celebración del primer día de la Salud de una cumbre climática, sus impulsores la califican de “histórica” porque por primera vez se reconoce la necesidad de que los gobiernos protejan a los ciudadanos y preparen sus sistemas sanitarios para hacer frente a impactos en la salud relacionados con el cambio climático, como olas de calor, contaminación del aire o enfermedades infeccionas.
“Los impactos del cambio climático son una de las mayores amenazas para la salud humana en el siglo XXI. Los gobiernos ahora han reconocido acertadamente que la salud es un elemento crucial de la acción climática y la Declaración envía una fuerte señal de que debemos reducir las emisiones globales y trabajar juntos para fortalecer nuestros sistemas de salud”, según el presidente de la COP28, Sultán Al Yaber.
“La crisis climática es una crisis de salud, pero durante demasiado tiempo la salud ha sido una nota a pie de página en los debates sobre el clima. Esta declaración enfatiza la necesidad de construir sistemas de salud resilientes al clima y con bajas emisiones de carbono para proteger la salud tanto del planeta como de las personas”, según el director general de OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Entre otras acciones, la declaración recoge la construcción de sistemas resilientes al clima, el fortalecimiento de la colaboración intersectorial para reducir las emisiones y maximizar los beneficios para la salud de la acción climática y el aumento de la financiación para soluciones climáticas y de salud.
Los signatarios también se comprometen a incorporar objetivos de salud en sus planes climáticos nacionales y mejorar la colaboración internacional para abordar los riesgos para la salud del cambio climático, incluso en futuras COP.
Médicos reclaman el fin de los combustibles fósiles
Pese a ser un avance, la Declaración no recoge la petición de la comunidad sanitaria de que los gobiernos comprometan a una eliminación “acelerada, justa y equitativa de los combustibles fósiles” como única vía para mejorar “la calidad del aire, el agua y el suelo, base de una buena salud”.
No es posible garantizar la salud y el bienestar de todas las personas “sin un clima seguro y estable”, según un escrito respaldado por organizaciones que representan a más de 46 millones de trabajadores del sector sanitario, entre ellas, la Asociación Médica Mundial, la Federación Mundial de Asociaciones de Salud Pública y el Consejo Internacional de Enfermeras.
Según los sanitarios, para que la COP28 sea realmente la “COP de la salud” debe abordar la causa raíz de la crisis climática: la extracción y uso continuado de carbón, petróleo o gas, a los que piden poner fin para “mejorar las perspectivas de salud de las futuras generaciones y salvar vidas”.
Con información de EFE
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