Steve Bannon, exasesor de Donald Trump en la Casa Blanca y una de las figuras más influyentes de la ultraderecha estadounidense, se declaró “preso político” en una entrevista emitida este domingo, un día antes de tener que ingresar en prisión para cumplir una condena de cuatro meses.
“Estoy sirviendo a mi país ahora mismo como prisionero político”, afirmó en una entrevista en la cadena ABC, donde aseguró que su encarcelamiento no servirá para silenciar su “voz”.
El que fuera estratega jefe de Trump en la Casa Blanca prometió que seguirá con sus planes para recurrir la condena y que se siente “bien” con respecto a su ingreso en prisión.
El exasesor debe presentarse en prisión antes de este lunes 1 de julio para cumplir una condena de cuatro meses, después de que el Tribunal Supremo rechazara el viernes su petición para retrasar su ingreso mientras recurre su sentencia.
Bannon fue condenado en 2022 por desafiar una citación parlamentaria que le obligaba a comparecer ante un comité que investigaba el asalto al Capitolio de 2021, en el que simpatizantes de Trump irrumpieron en la sede parlamentaria para impedir la certificación de la victoria del presidente Joe Biden en las elecciones de noviembre.
El comité quería que Bannon testificara porque creía que tenía conocimiento previo sobre el asalto al Capitolio, que se saldó con cinco muertos y cerca de 140 agentes heridos.
El día antes del asalto al Capitolio, Bannon habló con Trump por teléfono y posteriormente participó en un podcast de la ultraderecha en el que declaró: “Mañana se va a armar un desmadre”.
Además, en diciembre de 2020, Bannon, que seguía asesorando informalmente a Trump, le aconsejó que enfocara sus esfuerzos en el 6 de enero, fecha en que se debían certificar los resultados electorales, según el libro ‘Peril’ de los periodistas Bob Woodward y Robert Costa.
La defensa de Bannon ha argumentado que podía negarse a comparecer ante ese comité porque Trump estaba ejerciendo el privilegio ejecutivo, que permite al presidente del país retener cierta información del Congreso.
Sin embargo, el problema radica en que Trump ya no era el presidente, sino Biden, algo que precisamente la ultraderecha abanderada por Bannon cuestiona, argumentando sin pruebas que las elecciones de 2020 no fueron legítimas.
Bannon también se enfrenta a cargos penales en un tribunal estatal de Nueva York, donde está acusado de engañar a donantes que aportaron hasta 25 millones de dólares a la iniciativa “We Build the Wall” (“Nosotros construimos el muro”), vinculada a la gran promesa de Trump de reforzar la barrera fronteriza con México.
El ultraderechista se ha declarado no culpable de los cargos de blanqueo de dinero, conspiración, fraude y otros delitos que se le imputan en ese proceso judicial.
El exasesor trabajó en la campaña que llevó a Trump a la Presidencia en 2016 y fue estratega jefe en la Casa Blanca desde que el magnate asumió el poder en enero de 2017 hasta agosto del mismo año.
Duró menos de siete meses en la Casa Blanca debido, en parte, a que su discurso para desmantelar a la clase política y acabar con las élites tuvo poco encaje en la Administración de Trump, que pronto se llenó de millonarios. También chocó con los republicanos del Congreso por su oposición a recortar los impuestos a los ricos.
Tras dejar la Casa Blanca, Bannon volvió durante unos meses al portal ultraderechista Breitbart News, que apoya fervientemente a Trump, y se dedicó a respaldar a candidatos ultraconservadores que desafiaban al aparato del Partido Republicano en procesos de primarias.
Considerado uno de los profetas de la derecha populista “alt-right”, Bannon ha declarado que su objetivo es convertirse en “la infraestructura global para el movimiento populista mundial” y ha apoyado numerosos movimientos políticos ultraderechistas y populistas en todo el mundo, especialmente en Europa.
Con información de EFE
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