Tulum. – Existen muchas inversiones en tecnología, en seguridad pública y en otros rubros, que acaban desperdiciadas por una mala planificación, que deriva en una implementación errada, hecho que recalca la importancia de contar con expertos desde un inicio, afirmó Arturo Solís Santomé, director del Centro de Vinculación y Desarrollo Regional Unidad Cancún del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
El doctor en ingeniería fue entrevistado después de supervisar la asesoría especializada brindada por este centro a la Secretaría de Seguridad Pública de Tulum, sobre el uso de 80 cámaras corporales (“bodycams”) recientemente donadas por la Asociación de Hoteles de Tulum, y que formaba parte de este mismo donativo.
Al respecto, el director señaló que este Centro analizó este equipo, que es de muy alta gama, comparable al que ustan en Estados Unidos y Europa, para brindar una exposición sobre sus funciones, hardware, software, capacidad de almacenamiento, mejores ángulos y manera de captar imágenes, entre otras consideraciones.
Solís Santomé destacó que, con estas cámaras, esta corporación podrá mejorar sus procedimientos internos, lo que aumentará la confianza de la comunidad.
“Existe una desconfianza mutua entre el policía y el ciudadano, por el potencial de acusarse de conducta indebida, pero con esto irá mejorando”, afirmó.
Ellos fueron contactados porque el IPN es una de las mejores instituciones del país en cuestiones de ingeniería, y la Unidad Cancún está presente para dar solución a cualquier problema del sector público o privado, señaló, ya que no son una escuela, sino un centro de vinculación, con personal altamente especializado, con estudios de posgrado.
Son muchas las asesorías que brindan, comentaron, en temas como la protección ante fenómenos hidrometeorológicos, o, en el caso de seguridad, el análisis que brindaron en la Ciudad de México para la implementación del C4 y C5, o la vigilancia en el aeropuerto.
PROYECTOS FALLIDOS
Todos estos proyectos, en los que se plantea e introduce tecnología, señaló, tienen un antes, un durante y un después, pero es en lo primero donde más se requieren a los expertos, para planificar la implementación, porque de lo contrario podría incluso perderse la inversión realizada.
Un ejemplo de esto, se le mencionó, fueron los “botones de pánico” en el centro de Cancún, que son prácticamente chatarra una década después de su introducción.
“En este caso, era importante ver qué características tendrían estos botones, ver su durabilidad, si resistirían el clima, qué mantenimiento deben tener y cuándo necesitan ser reemplazados; todo esto debe ser hecho con anticipación, de lo contrario no hay un acompañamiento”, recalcó.
Es común que se plantee una meta, y una tecnología para alcanzarla, pero al hacer esto se dejan fuera consideraciones que después son obstáculos que incluso pueden impedir que se implemente el proyecto.
“Cuando hablamos de una brecha tecnológica, no es solo la incapacidad de tener estas tecnologías, sino desconocer cómo implementarla de manera adeucada”, indicó.