“Todos merecemos una segunda oportunidad” quizá sea una de las frases más trilladas que existen, pero adquiere mucho sentido en lugares como La Cana, que apoya a mujeres privadas de la libertad a reinsertarse en la sociedad, a través del trabajo y la venta de productos tejidos.
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“El proyecto surgió en la Universidad Anáhuac, por un programa de voluntariado para que los alumnos de derecho dieramos asesoría jurídica en la cárcel de Barrientos, en el Estado de México, así es como empezamos ir a las cárceles, a escuchar a las historias de estas mujeres”, indicó en entrevista con 24 HORAS Daniela Ancira, una de las fundadoras.
La Cana es una empresa social que se encarga de llevar programas de reinserción a cárceles de mujeres, teniendo como eje principal fomentar su independencia económica, con la finalidad de mejorar su calidad de vida y lograr su reinserción a la sociedad.
Ancira denunció que en las cárceles todo cuesta, la comida, productos de higiene personal; y no existe ningún tipo de actividad, por lo que el ocio y la necesidad orillan a las mujeres a contrabandear, seguir operando con la delincuencia organizada e, incluso, prostituirse.
Por ello, y al percatarse que algunas sabían tejer y bordar, Ancira junto con otras tres compañeras, decidieron que la fundación tuviera este giro y ahora tienen un impacto de 700 mujeres al año en seis cárceles en el área metropolitana, cinco en el Estado de México y una en la Ciudad de México.
Al inicio, cuenta Ancira, se encontraron con mucha resistencia por parte de las internas, sin embargo, el tema de laborar y ganar su propio dinero, hizo que varias comenzarán a trabajar, incluso ya existe lista de espera para acceder al programa.
Por otra parte, explicó los programas que tienen en La Cana, donde además de ofrecer trabajo a las reclusas, también les ofrecen acompañamiento psicológico, legal, incluso cuentan con un programa poscárcel, que cuenta con un alojamiento al salir de la reclusión y el apoyo para conseguir trabajo.
Asimismo, Ancira denunció que la situación de las mujeres dentro y fuera de las cárceles, es muy complicada, incluso algunas regresan al ambiente violento del que salieron por lo que es más probable que reincidan, otras se quedan sin sus redes de apoyo.
“Las mujeres son muy abandonadas en la cárcel, entonces al salir no tienen a nadie, no tienen a donde ir, perdieron contacto con su familia, la pareja ya las dejó, los hijos están con no sé quién”, advirtió.
Por lo que la abogada señala que las cárceles tendrían que comenzar a verse como sitios de oportunidad y no como castigo; además sugiere a las autoridades a invertir programas de reinserción social y que cuando salgan exista un programa de seguimiento.
La Cana ofrece diferentes figuras tejidas realizada por mujeres en privación de la libertad para su venta a través de la página https://www.lacana.mx/.
LEG
Con información de 24 Horas