Ante la amenaza de enfermedades transmitidas por mosquitos, como dengue, zika y chikunguya, la Secretaría de Salud impulsa el uso de drones para el rastreo de posibles focos de proliferación en entornos urbanos.
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La utilización de los aparatos voladores a control remoto es debido a que son más eficientes que los recorridos a pie e incluso que la tecnología satelital para el monitoreo en tiempo real.
Esto de acuerdo a los resultados del proyecto de investigación Modelos de aprendizaje automático para la predicción temprana de áreas de riesgo de transmisión de arbovirosis, implementado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece) de la Secretaría de Salud, en conjunto con otras instituciones académicas, de prevención y atención en salud.
Los hallazgos de este proyecto de investigación, que lleva casi cinco años de desarrollo, fueron plasmados en el artículo Mapping the urban environments of Aedes aegypti using drone technology, publicado el 15 de septiembre de este año en la revista drones por el Multidisciplinary Digital Publishing Institute (MDPI por sus siglas en inglés), con sede en Suiza.
El director del Centro Regional de Investigación en Salud Pública (Crisp) del INSP, con sede en Tapachula, Chiapas, Rogelio Danis Lozano, detalló que un dron puede tardar en completar la información necesaria de un área determinada aproximadamente en 20 minutos, mientras que el mecanismo de encuestas en campo toma entre dos y tres semanas.
Danis Lozano, también coautor del artículo, aseguró que el desarrollo de esta metodología inició en los años 90, cuando a través de imágenes de satélite se identificaron los sitios de reproducción de los vectores de paludismo, los cuales se pueden eliminar de manera mecánica al quitar la vegetación, y es un padecimiento propio de áreas rurales.
Mientras que, por ejemplo, el dengue es una enfermedad de zonas urbanas, y se ha identificado que en las ciudades existen lugares específicos de transmisión que constantemente están produciendo casos.
Los drones se ponen en funcionamiento a mediodía, que es cuando los mosquitos salen a poner los huevos en los recipientes que tienen agua; luego, estos insectos buscan lugares donde haya cierto tipo de vegetación para reposar.
Posteriormente, buscan una nueva fuente de alimentación, que en este caso se refiere a humanos; en ese punto puede empezar el proceso de infección relacionado con enfermedades transmitidas por vectores.
El titular de Crisp precisó que la operación de drones ayuda a identificar, localizar y eventualmente eliminar tanto las áreas donde los vectores dejan sus huevos, como los espacios donde reposan.
Este proyecto de investigación ha permitido identificar auténticos corredores dentro de esas áreas de transmisión que se pueden atacar de manera sencilla: limpiando los patios de las viviendas o defoliando los árboles para disminuir la probabilidad de que los mosquitos puedan sobrevivir, con el consecuente decremento del riesgo de transmisión en algunos lugares, señaló.
La jefa del Departamento de Sistemas de Salud del Crisp, Kenia Mayela Valdez Delgado, autora principal del artículo y coinvestigadora del proyecto, recalcó la importancia que tiene la participación comunitaria en la intervención de sus entornos para que sean saludables y que estén libres de criaderos, e hizo un llamado para que esta tecnología se vea como algo amigable en virtud de que permite identificar áreas potenciales para la transmisión de enfermedades.
Sin la colaboración de la comunidad, continuó, las estrategias difícilmente van a tener éxito.
Sin erradicar
Así ha evolucionado el virus del dengue en los últimos años
2023 (Semana 38)
23,241 casos
2022
12,671
2021
6,746
2020
24,303
2019
41,505
2018
12,706
LEG
Con información de 24 Horas